Aquest és un mail que ha enviat el Jon avui (company de classe, el de DC)
Hey all, this is from Brad, the fifth year.
This is a yearly American tradition where 64 college basketball teams compete for the championship. You simply pick who will win every game at every round. The less you know, the better, because nobody can ever predict what will happen.
Then you simply watch as the tournament unfolds over the next few weeks and possibly win money.
Deadline is tomorrow.If you don't participate in this American tradition, you are supporting the terrorists.
--Jon
19/3/08
12/3/08
Corea: la processó va per dins

Des de fa mesos que el Byoung Ho (el pare de la meravellosa criatura, company de classe i mil batalles) té el pare a l'hospital patint d'un càncer. Al Nadal va ser a Corea per últim cop, i al tornar em va comentar que s'havia despedit d'ell: 'el vaig abraçar per poder notar el seu alè per darrera vegada'. 'És llei de vida, els pares han de deixar pas als fills i aquests als néts,... ara cal que li expliqui al meu fill què és això de la vida...'(el seu fill té dos anyets i mig). La capacitat (estoïcisme, diria jo) que tenen els orientals per sobreviure lluny dels seus és una cosa que a la resta ens té sincerament desorientats. Per posar un cas, el Byoungho porta un any i mig lluny (excepte per vacances) de la seva dona i el seu fillet, i amb el pare malalt. Però el Moon té la dona aquí i el fill, de tres anyets, a Corea, amb els avis (!). O, per exemple, la Linxia, la noia xina que va tenir un fill avui fa set dies, està pensant 'd'enviar-lo a xina' (sic) amb els pares, ja que aquí no tenen temps d'estar per ell i cuidar-lo amb la cura que es mereix.
Avui m'he despertat i, a part de ser obsequiat un cel grisós i esmorteït a la irlandesa, m'he trobat un mail del Byoungho, on em deia que avui no el trobaria a la biblioteca ja que havia comprat un vol per marxar a Corea i enfilava cap a l'aeroport. Molt males notícies respecte la salut del seu pare. Per sort el vol era a mitja tarda i he pogut anar a fer un cafè amb ell. Li he preguntat si havia avisat algú més a part de mi, en concret, li he preguntat si havia avisat el Moon.
'no,.. no li he dit res,.. aquests dies està de viatge amb la seva dona pels estats units i no vull torbar la seva felicitat... ja l'avisaré quan sigui a Corea'
No comment. Sempre el respecte per la pau dels demés al davant. Després m'he trobat a la Yang Shin (una altra coreana de la classe) i li he dit que el Byoungho estava volant cap a casa per lo del seu pare. I ha fet 'ah, sí,,... havia sentit que el seu pare està molt malalt...i m'imaginava que un dia d'aquests aniria cap allí' Ni una paraula més alta que l'altra, ni un mínim gest, ni mitja cella aixecada. Impassibilitat. I això no vol dir que no li sàpiga molt de greu. Simplement, una manera de fer.
D'extrem a extrem, ahir vam anar a visitar a la Linxia i la seva criatura. Ara la Linxia té la mare a Boston (des de fa 3 mesos, vaja), i la seva mare, per parlar, no parla ni cantonés ni mandarí, només el dialecte de la seva zona. (nota a peu: la linxia té una germana. Sí, sí, xina continental i amb germana!! es veu que la seva mare quan va estar embarassa de la segona va anar migrant contínuament de poble en poble per assegurar-se que ningú la denunciés, fins que va néixer la criatura). El fill de la Linxia, una delícia, i els papes, en la línia. Viuen els dos de beca, i mantenen a la mare i ara al fill. O sigui, que no tenen res. Hospitaliat, però, extrema. Mil somriures i agraïments, i te ofert a dues mans a tots i cada un de nosaltres, sense preguntar. Servir o ser servit amb la mà esquerra és de molt mala educació, i quan vols mostrar deferència o agraïement profund, sempre es fan servir les dues mans, per petit que sigui el got.
Ja posats, podríem demanar a alguns dels nostres polítics que aprenguessin 'modus' orientals...
28/2/08
en realidad, perdimos todos
Adjunto aquí l'escrit que ha fet el Sergio Vicente per La VAnguardia. També va estar al doctorat de la UAB, i també ha acabat als USA, a NYU però, i, curiosament, sense haver-nos comentat res l'un a l'altre ni haver parlat, va fer el seu escrit a LV: increïble la similtud d'amdós, almenys en el fons. Us deixo amb en Sergio:
Por primera vez en lo que va de campaña y precampaña electoral, las elecciones generales han recibido la atención de los que residimos fuera de España. La posibilidad de ver a Zapatero y a Rajoy, frente a frente, ha despertado el interés de muchos que, en ausencia del debate, habrían seguido transitando entre la indiferencia y el desapego hacia una realidad que se presenta un tanto lejana.
Los debates producen sedición en el público. Más allá de quedarse en su contenido programático, la audiencia observa la escena como una contienda en la que la vestimenta, los ademanes y las palabras elegidas importan tanto como -o más que- las propuestas políticas, como una lucha en la que, a su final, cada elector tendrá que apuntar un ganador. Pero su mayor virtud es que proporcionan un marco inmejorable para evaluar dos aspectos cruciales para determinar la mejor opción a la que dar el voto. Por una parte, permiten evaluar la capacitación dialéctica de los candidatos, la habilidad para presentar un argumento coherente ante un asunto controvertido que el oponente -o el moderador- saque a colación en un momento inesperado. Por otra, permite a los espectadores evaluar en forma comparativa las propuestas de ambos. Desafortunadamente, nada de eso pudimos hacer en el primer encuentro entre Rajoy y Zapatero, de la misma forma que será imposible en el próximo. La noche del lunes asistimos a un debate anodino. El modelo pactado por los partidos es una estafa a los votantes. El moderador, desposeído de sus funciones naturales, no puede requerir que un candidato responda de manera directa a una interpelación de su rival, que ofrezca una argumentación al hilo del tema en cuestión o que se contrasten los datos que esgrime. Incluso aparece privado de la capacidad para orientar los turnos de palabra, de manera que se ajusten a la dinámica de la discusión. El resultado es que no hubo argumentación frente a las propuestas del contrincante. Ambos candidatos llegaron con un discurso bien preparado, que el contrario no pudo más que interrumpir con algún aspaviento o comentario de desaprobación. Así que asistimos a dos mítines. Discursos deslavazados y sin aplausos, pero nada que no podamos ver a diario en plazas de toros repletas de fieles seguidores. Si hay una virtud que podamos destacar de la democracia estadounidense, esa es el respeto por los verdaderos debates. Hace unos días tuvimos la ocasión de ver a Obama y a Clinton en Tejas, en uno de los ya incontables encuentros que han mantenido en la carrera por la nominación demócrata. Uno de los moderadores le pidió a Obama que respondiera a unas declaraciones de Clinton, en las que le acusaba de haber plagiado las palabras de uno de sus colaboradores. La dinámica del debate permitió que se dilucidara, en el cara a cara, uno de los argumentos que llevaba esgrimiendo Clinton en los últimos días y que parecía haber calado hondo entre los electores: si tras la retórica de Obama hay verdaderas alternativas programáticas a sus propuestas. Obama tuvo la oportunidad de defenderse, de la misma forma que Clinton pudo contraatacar. A lo largo del debate, ambos candidatos pudieron hablar de sus respectivas opiniones, expresando con claridad las coincidencias y las diferencias entre sus programas. Al final, son los votantes demócratas los que salen ganando. En el caso español, el debate sirvió de muy poco. Ni rastro de propuestas o de contraposición de programas. Ya sabíamos de antemano que todo -absolutamente todo- el historial del adversario es negativo, que nada de lo que propone es aceptable y que se originaría una hecatombe si ganase las elecciones. También sabíamos que la misma realidad puede ser, dependiendo del interlocutor, tanto el mejor escenario en el que se ha visto España en toda su historia, como un absoluto desastre. Para eso no necesitamos perder cien minutos delante de un monitor. Al finalizar la contienda, varios institutos demoscópicos se lanzaron a preguntar por el ganador. Los votantes socialistas quedaron convencidos de que Zapatero lo hizo mejor. Los del Partido Popular se decantaron por Rajoy. Y algunos indecisos entendieron que estuvieron muy igualados. Qué más da, si en realidad perdimos todos.
Por primera vez en lo que va de campaña y precampaña electoral, las elecciones generales han recibido la atención de los que residimos fuera de España. La posibilidad de ver a Zapatero y a Rajoy, frente a frente, ha despertado el interés de muchos que, en ausencia del debate, habrían seguido transitando entre la indiferencia y el desapego hacia una realidad que se presenta un tanto lejana.
Los debates producen sedición en el público. Más allá de quedarse en su contenido programático, la audiencia observa la escena como una contienda en la que la vestimenta, los ademanes y las palabras elegidas importan tanto como -o más que- las propuestas políticas, como una lucha en la que, a su final, cada elector tendrá que apuntar un ganador. Pero su mayor virtud es que proporcionan un marco inmejorable para evaluar dos aspectos cruciales para determinar la mejor opción a la que dar el voto. Por una parte, permiten evaluar la capacitación dialéctica de los candidatos, la habilidad para presentar un argumento coherente ante un asunto controvertido que el oponente -o el moderador- saque a colación en un momento inesperado. Por otra, permite a los espectadores evaluar en forma comparativa las propuestas de ambos. Desafortunadamente, nada de eso pudimos hacer en el primer encuentro entre Rajoy y Zapatero, de la misma forma que será imposible en el próximo. La noche del lunes asistimos a un debate anodino. El modelo pactado por los partidos es una estafa a los votantes. El moderador, desposeído de sus funciones naturales, no puede requerir que un candidato responda de manera directa a una interpelación de su rival, que ofrezca una argumentación al hilo del tema en cuestión o que se contrasten los datos que esgrime. Incluso aparece privado de la capacidad para orientar los turnos de palabra, de manera que se ajusten a la dinámica de la discusión. El resultado es que no hubo argumentación frente a las propuestas del contrincante. Ambos candidatos llegaron con un discurso bien preparado, que el contrario no pudo más que interrumpir con algún aspaviento o comentario de desaprobación. Así que asistimos a dos mítines. Discursos deslavazados y sin aplausos, pero nada que no podamos ver a diario en plazas de toros repletas de fieles seguidores. Si hay una virtud que podamos destacar de la democracia estadounidense, esa es el respeto por los verdaderos debates. Hace unos días tuvimos la ocasión de ver a Obama y a Clinton en Tejas, en uno de los ya incontables encuentros que han mantenido en la carrera por la nominación demócrata. Uno de los moderadores le pidió a Obama que respondiera a unas declaraciones de Clinton, en las que le acusaba de haber plagiado las palabras de uno de sus colaboradores. La dinámica del debate permitió que se dilucidara, en el cara a cara, uno de los argumentos que llevaba esgrimiendo Clinton en los últimos días y que parecía haber calado hondo entre los electores: si tras la retórica de Obama hay verdaderas alternativas programáticas a sus propuestas. Obama tuvo la oportunidad de defenderse, de la misma forma que Clinton pudo contraatacar. A lo largo del debate, ambos candidatos pudieron hablar de sus respectivas opiniones, expresando con claridad las coincidencias y las diferencias entre sus programas. Al final, son los votantes demócratas los que salen ganando. En el caso español, el debate sirvió de muy poco. Ni rastro de propuestas o de contraposición de programas. Ya sabíamos de antemano que todo -absolutamente todo- el historial del adversario es negativo, que nada de lo que propone es aceptable y que se originaría una hecatombe si ganase las elecciones. También sabíamos que la misma realidad puede ser, dependiendo del interlocutor, tanto el mejor escenario en el que se ha visto España en toda su historia, como un absoluto desastre. Para eso no necesitamos perder cien minutos delante de un monitor. Al finalizar la contienda, varios institutos demoscópicos se lanzaron a preguntar por el ganador. Los votantes socialistas quedaron convencidos de que Zapatero lo hizo mejor. Los del Partido Popular se decantaron por Rajoy. Y algunos indecisos entendieron que estuvieron muy igualados. Qué más da, si en realidad perdimos todos.
26/2/08
Del perquè no interessa que els debats generin debat: reduccionisme a ca l’ample.


Vaig tenir el gust o la paciència, segons es miri, de presenciar part del debat ZP – Rajoy d’ahir a la nit via internet. A destacar els punts d’atenció primordials de la premsa, mitjans de comunicació i tertúlies diverses un cop finiquitat debat, o monòleg a dues bandes:
1: qui ha guanyat?
2: qui diu que ha guanyat qui?
3: qui pensa la gent que ha guanyat?
No és segurament novetat que l’interès fonamental del debat no és pas, com el nom indica, generar debat (si aquest fos l’objectiu segurament ambdós partits haguessin acceptat més candidats), sinó guanyar-lo, o, més important, transmetre la sensació d’haver-lo guanyat.
Hi ha una dita dins la sociologia (mai he aconseguit esbrinar qui la va dir primer) que afirma que ‘allò que és definit com a real és real en les seves conseqüències’. L’extrapolació al món de la ciència política és senzilla: vols guanyar les eleccions? Digues que les pots guanyar. Digues que les guanyaràs.
Un exemple? ‘Yes, we can’ – lema de la campanya del demòcrata Barack Obama. Obama va començar com qui no vol la cosa provant fortuna, mirant de fer certa ombra a HIllary, va guanyar de forma inesperada el caucus de Iowa i així va començar una mena d’espiral en forma de bola de neu que l’ha portat avui a ser ben a prop de Clinton en les enquestes. Peça clau: el missatge. Sí, podem! Podem canviar Amèrica, podem vèncer les primàries, podem vèncer les eleccions. Contundència, seguretat i optimisme: 3 claus en la política d’avui en dia, 3 claus sintetitzades en 3 paraules.
Així que ningú se sorprengui si el debat d’ahir va ser buit i no resultés més que una mera repetició dels debats sobre l’estat de la nació de la darrera legislatura. Ningú buscava convèncer ningú, sinó mobilitzar: mobilitzar els seus. Rajoy, intentant transmetre la sensació de que els del PSOE són perdedors. I ZP, intentant transmetre – o això diuen els experts- que el PP està a prop i cal anar a les urnes, sí o sí.
Per això des dels mateixos partits l’interès se centra en divulgar no el missatge sinó qui ha estat el guanyador: i, així com hi ha repúbliques bananeres, també tenim monarquies fumboleres: anem a parlar de qui ha guanyat i com s’ho ha fet; tertulians, periodistes i líders d’opinió: tots al carro. Si el líder guanya, transmetrem confiança, els nostres sortiran a votar, i els votants del rival es quedaran a casa. El que digui el candidat al debat, tan li fa, com si diu que ha menjat lloro per sopar: si cau en gràcia, benvingut sigui.
En això, tenim un punt a aprendre encara dels Estats Units. Tot just ha acabat el debat Obama – Clinton, i l’interès no se centrava pas en veure qui havia guanyat. Les tertúlies i anàlisis han dirimit sobre les propostes, els arguments, els eixos de campanya, etc. Poc importava si Clinton havia vestit de color mango per suavitzar la seva imatge o si Obama havia driblat les escomeses de Hillary amb l’elegància d’Henry.
En el fons, molts demòcrates decantaran el vot en funció de qui creuen que pot vèncer a McCain (i, en aquest sentit, m’atreveixo a pronosticar que serà la clau per la victòria d’Obama), però en tot cas, els debats, aquí, encara, generen debat, inclouen propostes i són relativament imprevisibles. En aquest punt, com en de la participació, els nordamericans encara van un pas per endavant.
1: qui ha guanyat?
2: qui diu que ha guanyat qui?
3: qui pensa la gent que ha guanyat?
No és segurament novetat que l’interès fonamental del debat no és pas, com el nom indica, generar debat (si aquest fos l’objectiu segurament ambdós partits haguessin acceptat més candidats), sinó guanyar-lo, o, més important, transmetre la sensació d’haver-lo guanyat.
Hi ha una dita dins la sociologia (mai he aconseguit esbrinar qui la va dir primer) que afirma que ‘allò que és definit com a real és real en les seves conseqüències’. L’extrapolació al món de la ciència política és senzilla: vols guanyar les eleccions? Digues que les pots guanyar. Digues que les guanyaràs.
Un exemple? ‘Yes, we can’ – lema de la campanya del demòcrata Barack Obama. Obama va començar com qui no vol la cosa provant fortuna, mirant de fer certa ombra a HIllary, va guanyar de forma inesperada el caucus de Iowa i així va començar una mena d’espiral en forma de bola de neu que l’ha portat avui a ser ben a prop de Clinton en les enquestes. Peça clau: el missatge. Sí, podem! Podem canviar Amèrica, podem vèncer les primàries, podem vèncer les eleccions. Contundència, seguretat i optimisme: 3 claus en la política d’avui en dia, 3 claus sintetitzades en 3 paraules.
Així que ningú se sorprengui si el debat d’ahir va ser buit i no resultés més que una mera repetició dels debats sobre l’estat de la nació de la darrera legislatura. Ningú buscava convèncer ningú, sinó mobilitzar: mobilitzar els seus. Rajoy, intentant transmetre la sensació de que els del PSOE són perdedors. I ZP, intentant transmetre – o això diuen els experts- que el PP està a prop i cal anar a les urnes, sí o sí.
Per això des dels mateixos partits l’interès se centra en divulgar no el missatge sinó qui ha estat el guanyador: i, així com hi ha repúbliques bananeres, també tenim monarquies fumboleres: anem a parlar de qui ha guanyat i com s’ho ha fet; tertulians, periodistes i líders d’opinió: tots al carro. Si el líder guanya, transmetrem confiança, els nostres sortiran a votar, i els votants del rival es quedaran a casa. El que digui el candidat al debat, tan li fa, com si diu que ha menjat lloro per sopar: si cau en gràcia, benvingut sigui.
En això, tenim un punt a aprendre encara dels Estats Units. Tot just ha acabat el debat Obama – Clinton, i l’interès no se centrava pas en veure qui havia guanyat. Les tertúlies i anàlisis han dirimit sobre les propostes, els arguments, els eixos de campanya, etc. Poc importava si Clinton havia vestit de color mango per suavitzar la seva imatge o si Obama havia driblat les escomeses de Hillary amb l’elegància d’Henry.
En el fons, molts demòcrates decantaran el vot en funció de qui creuen que pot vèncer a McCain (i, en aquest sentit, m’atreveixo a pronosticar que serà la clau per la victòria d’Obama), però en tot cas, els debats, aquí, encara, generen debat, inclouen propostes i són relativament imprevisibles. En aquest punt, com en de la participació, els nordamericans encara van un pas per endavant.
21/2/08
'greatest Nation of the world'

Tot sovint ens podem quedar astorats quan certs líders polítics s'omplen la boca del concepte de nació, i orgull nacional. Especialment si no són dels nostres - aleshores possiblement ens espantem.
Què passaria si, agafant cadascú el candidat més adient, aquest candidat sortís al proper meeting i afirmés als 4 vents que 'vamos a asegurar que españa siga siendo la mejor y más potente nación del mundo' ?. Probablement la majoria se'n riuria i sentiria vergonya aliena. I alguns fins i tot llençarien acusasions de racisme, xenofòbia, etc.El problema, segurament, seria que ningú veiés res d'anormal en exclamacions d'aquest tipus.
Als Estats Units la cultura política està molt avançada en molts sentits. Per exemple, per poder tenir dret a vot el dia de les eleccions, els ciutadans han de tramitar ells tota la paperassa de la inscripció electoral. Així i tot, normalment un 50% de la població acut a les urnes el dia de les eleccions. Quina seria la participació a l'estat espanyol si haguéssim de prendre'ns la molèstia nosaltres mateixos de fer la inscripció? Siguem honestos... potser la meitat dels qui voten ara; siguem generosos, potser dos terços. O sigui votaria potser un 40% del cens electoral. En aquest sentit, la participació política, la ciutadania dels Estats Units va un pas per endavant.
Però en d'altres, no pas tant. La nit mateixa de les eleccions a Massachusetts, vaig poder presenciar el discurs de Mitt Romney, candidat republicà (retirat de la cursa avui). Entre moltes altres coses, va esgrimir que 'seguirem fent d'aquesta nació la millor nació del món' o 'seguirem lluitant per ser els líders del món tants anys com faci falta'. Companys italians ho van trobar, com jo mateix, fora de mida i de lloc. Els americans, crec que ni ho van percebre (i parlo dels demòcrates, dels que viuen a Boston). Tenen el discurs tan interioritzat, que ja ni se'l creuen ni se'l deixen de creure: és com una música de fons d'ascensor. Després, els americans, i en especial els republicans, se sorprenen quan van pel món i la gent se'ls mira malament.
Què passaria si, agafant cadascú el candidat més adient, aquest candidat sortís al proper meeting i afirmés als 4 vents que 'vamos a asegurar que españa siga siendo la mejor y más potente nación del mundo' ?. Probablement la majoria se'n riuria i sentiria vergonya aliena. I alguns fins i tot llençarien acusasions de racisme, xenofòbia, etc.El problema, segurament, seria que ningú veiés res d'anormal en exclamacions d'aquest tipus.
Als Estats Units la cultura política està molt avançada en molts sentits. Per exemple, per poder tenir dret a vot el dia de les eleccions, els ciutadans han de tramitar ells tota la paperassa de la inscripció electoral. Així i tot, normalment un 50% de la població acut a les urnes el dia de les eleccions. Quina seria la participació a l'estat espanyol si haguéssim de prendre'ns la molèstia nosaltres mateixos de fer la inscripció? Siguem honestos... potser la meitat dels qui voten ara; siguem generosos, potser dos terços. O sigui votaria potser un 40% del cens electoral. En aquest sentit, la participació política, la ciutadania dels Estats Units va un pas per endavant.
Però en d'altres, no pas tant. La nit mateixa de les eleccions a Massachusetts, vaig poder presenciar el discurs de Mitt Romney, candidat republicà (retirat de la cursa avui). Entre moltes altres coses, va esgrimir que 'seguirem fent d'aquesta nació la millor nació del món' o 'seguirem lluitant per ser els líders del món tants anys com faci falta'. Companys italians ho van trobar, com jo mateix, fora de mida i de lloc. Els americans, crec que ni ho van percebre (i parlo dels demòcrates, dels que viuen a Boston). Tenen el discurs tan interioritzat, que ja ni se'l creuen ni se'l deixen de creure: és com una música de fons d'ascensor. Després, els americans, i en especial els republicans, se sorprenen quan van pel món i la gent se'ls mira malament.
20/2/08
BU vs HARVARD vs MIT
Aquest semestre tinc la sort (o no) de seguir un curs a cada una de les mencionades universitats. Sort perquè està molt bé i molt maco creuar el riu de tant en tant, i no tanta perquè els serveis de transport de Boston i Cambridge no és que siguin cap meravella: Harvard - BU a peu: 40 minuts. En metro: 45. A l'estiu, molt bé, però ara, tampoc ve molt de gust caminar 45 minuts pel riu, que és molt maco, però molt ventós...
BU (on a part de viure curso international finance i Macro): el departament està ubicat en un edifici vell, antic i històric (200 anys, tota una relíquia als USofA). Quan estem a 10 sota zero, hem d'obrir les finestres dels despatxos perquè per allí passen les tuberies i es converteixen en pures saunes. Llavors podem deixar la coke (zero, of course) a fora perquè es mantingui ben fresqueta. A les aules, si hi ha projector és molta sort, i en general, cadires de fusta amb tauleta incorporada, o taules inclinades on cal fer malabarismes per escriure. Per adobar-ho, en nombroses ocasions ens hem trobat animalons (ratolins, aranyotes,...) compartint vida intel.lectual entre les parets del departament. Amb prou feines hi ha màquines de cafè o begudes, i si n'hi ha, mai van gaire bé.
HARVARD (història): Per començar, el cafè és gratis, i la xocolata, i les galetes. Les cadires són totes amb rodes i recolzament de braços. No falta mai cap projector. Dos professors per classe (almenys al nostre curs). Temperatura sempre perfecta. Internet gratis pertot.
MIT (political economy): no només el cafè, sinó la macedònia, els croissants, els caramels i les xocolatines abunden a les 9 del matí, free of charge, of course. Aules espaioses, laptops per tot arreu, edificis lluminosos. Cada pregunta és acompanyada per un 'this is an excellent question' del professor (daron acemoglu, un mestre).
Com diu el Gabriele (BU, fa el curs amb mi al MIT també), després els del MIT surten del MIT pensant que són déus, i , la veritat, no m'estranya, perquè , evidentment, el 90% de les preguntes que fan ni les entenc, però el 10% que desxifro, home, la veritat, molt afinades no són, i sempre van acompanyades de la coletilla 'this is an extraordinary point...'
Serà enveja nostra, o potser els tenen molt mimats?
BU (on a part de viure curso international finance i Macro): el departament està ubicat en un edifici vell, antic i històric (200 anys, tota una relíquia als USofA). Quan estem a 10 sota zero, hem d'obrir les finestres dels despatxos perquè per allí passen les tuberies i es converteixen en pures saunes. Llavors podem deixar la coke (zero, of course) a fora perquè es mantingui ben fresqueta. A les aules, si hi ha projector és molta sort, i en general, cadires de fusta amb tauleta incorporada, o taules inclinades on cal fer malabarismes per escriure. Per adobar-ho, en nombroses ocasions ens hem trobat animalons (ratolins, aranyotes,...) compartint vida intel.lectual entre les parets del departament. Amb prou feines hi ha màquines de cafè o begudes, i si n'hi ha, mai van gaire bé.
HARVARD (història): Per començar, el cafè és gratis, i la xocolata, i les galetes. Les cadires són totes amb rodes i recolzament de braços. No falta mai cap projector. Dos professors per classe (almenys al nostre curs). Temperatura sempre perfecta. Internet gratis pertot.
MIT (political economy): no només el cafè, sinó la macedònia, els croissants, els caramels i les xocolatines abunden a les 9 del matí, free of charge, of course. Aules espaioses, laptops per tot arreu, edificis lluminosos. Cada pregunta és acompanyada per un 'this is an excellent question' del professor (daron acemoglu, un mestre).
Com diu el Gabriele (BU, fa el curs amb mi al MIT també), després els del MIT surten del MIT pensant que són déus, i , la veritat, no m'estranya, perquè , evidentment, el 90% de les preguntes que fan ni les entenc, però el 10% que desxifro, home, la veritat, molt afinades no són, i sempre van acompanyades de la coletilla 'this is an extraordinary point...'
Serà enveja nostra, o potser els tenen molt mimats?
16/2/08
Irish Funerals
L'altre dia, fa un parell de setmanes, es va morir el pare de la Julie, nòvia de l'Eamonn (company meu de pis). Ell és de Donegal (Irlanda), i ella de NY, però d'aquestes famílies en que el besavi era irlandès, i per tant s'autoanomenen IRISH American. Total, que el funeral era una mica a la irlandesa. El Seán (l'altre company de pis) i jo vam anar al funeral dissabte, i durant les dues hores de trajecte doncs vaig tenir temps d'aprendre com es viu la mort a Irlanda. Al Seán se li va morir al pare fa anys, quan ell en tenia 19, i es veu q es van gastar 1.000. euros en begudes per la capella ardent, que feien, ... a casa seva. 'No sé.... això dels funerals, hi ha professionals dels funerals... jo no els suporto[els professionals]' fa el Sean, i segueix 'conec dos tios que per professió quasi van a tants com poden,... van i s'emborratxen i mira...' . 'Mil euros en begudes? us vau deixar aquesta pasta?' jo flipant ' i no consideres una falta de respecte que la gent vingui a la capella del teu pare i s'emborratxi al seu voltant?'
i em mira com si li hagués preguntat si el sol demà sortirà per l'est i em fa' no.. mentre no diguin res lleig de mon pare, que vinguin i beguin, què vols dir?'
Jo tenia els esquemes una mica descomposats, i a la fi vam arribar al lloc on es feia el funeral, a les 12 del migdia. I, en efecte, l'Eamonn, la Julie, el germà d'ella,... etc, tots estaven de ressaca, d'haver estat 12 hores de capella ardent la vígilia, i tantes hores bevent.
I en acabada la cerimònia hi havia com un meeting al club on pertanyia el seu pare, i el seán i jo que no sabíem si hi pintàvem massa, i ve la julie i fa 'come on guys,... all my friends are going to come (pica l'ullet)'
I, en efecte, teca i begudes fins entrat al vespre, i només es va parar la cosa perquè tenien taula reservada per sopar.
No està mal venir a Amèrica per descobrir certes coses dels irishmen...
i em mira com si li hagués preguntat si el sol demà sortirà per l'est i em fa' no.. mentre no diguin res lleig de mon pare, que vinguin i beguin, què vols dir?'
Jo tenia els esquemes una mica descomposats, i a la fi vam arribar al lloc on es feia el funeral, a les 12 del migdia. I, en efecte, l'Eamonn, la Julie, el germà d'ella,... etc, tots estaven de ressaca, d'haver estat 12 hores de capella ardent la vígilia, i tantes hores bevent.
I en acabada la cerimònia hi havia com un meeting al club on pertanyia el seu pare, i el seán i jo que no sabíem si hi pintàvem massa, i ve la julie i fa 'come on guys,... all my friends are going to come (pica l'ullet)'
I, en efecte, teca i begudes fins entrat al vespre, i només es va parar la cosa perquè tenien taula reservada per sopar.
No està mal venir a Amèrica per descobrir certes coses dels irishmen...
Subscriure's a:
Missatges (Atom)